Se trata de una exposición inspirada en la aplicación de la idea de superposición de
estados de la materia en su dualidad entre corpúsculo y onda que se da en la
mecánica cuántica, al eterno dilema entre los aficionados de la fotografía
respecto si es mejor una foto en blanco y negro o en color. El autor trata de
conseguir que una foto en color sea también una foto en blanco y negro,
superponiendo las dos posibilidades, pero además ha tratado de llevar esa misma
idea de superposición, al mensaje de las propias fotografías, es decir, a
través de 20 fotografías, el autor, cuentan dos historias completamente
distintas, una llena de inocencia donde el protagonismo está en las formas y el
color o la ausencia del mismo, la luz, las sombras etc. Mientras las mismas 20
fotografías, cuentan la pérdida de la inocencia a través de la lascivia.
En definitiva, todos los observadores verán las mismas fotografías, pero no
todos captarán el mismo mensaje, todo dependerá de los ojos y la mente del
observador. Cuidado, la mente del espectador puede herir la sensibilidad
del propio espectador.
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